Inspirado en la leyenda de Shizukuishi. Grabado a mano.

La leyenda dice que, hace aproximadamente mil años, un anciano que vivía en lo que ahora es Shizukuishi comenzó a escuchar un sonido extraño proveniente de debajo de un enorme y viejo
cedro. La gente rastreó su origen hasta lo que parecía ser una cueva sin fondo y se dio cuenta de que el sonido eran gotas de agua, “shizuku” en japonés, goteando desde el techo de la cueva sobre las rocas, “ishi”, y resonando por toda la cueva y más allá. El área se hizo conocida como Shizukuishi y esta es la leyenda detrás del nombre que brinda la inspiración para el grabado en la esfera y en las agujas. Las agujas representan un motivo de gotas de agua a lo largo de toda su longitud y cada marcador de hora lleva el patrón de salpicaduras de agua sobre la roca.

Cada aspecto de relojería en esta creación se maneja con un cuidado meticuloso, y especialmente, el grabado es un verdadero trabajo de amor. El maestro grabador Kiyoshi Terui y su pequeño equipo graban a mano todos los elementos en la esfera. Su trabajo cubre no solo las agujas y los índices, sino también el nombre Grand Seiko y la marca de la estrella en la posición de las 6. Cada golpe de su instrumento tiene que ser exactamente correcto, una tarea que es aún más delicada con este reloj, ya que las placas en las que se graban tanto los índices como los minutos son curvas. Tanto estas superficies como la esfera están hechas de oro blanco de 18k. El grabado de cada reloj requiere muchos días de intenso trabajo altamente calificado.

El grabado puede ser complejo pero también es poderoso. Sus líneas rectas acentúan la legibilidad de la hora, lo que hace que este reloj sea fiel a la estética de Grand Seiko, mientras que todo el reloj tiene el perfil delicado y angular, característica particular de la colección Elegance.  

Este segundo reloj inspirado en Shizukuishi presenta el mismo calibre 9S64 de cuerda manual, pero la caja es de oro rosa de 18 quilates y la esfera presenta un patrón intrincado pero afilado que solo se puede lograr mediante un grabado a máquina muy preciso.

El patrón de la esfera lleva a nuestra mente el bosque de abedules plateados cerca del estudio donde se fabrica el reloj. A medida que cambia el ángulo de visión, la esfera brilla en verde y blanco, al igual que los árboles cuando la luz veraniega del sol atraviesa las hojas y la corteza blanca de sus troncos y salpica el suelo del bosque. La sensación suave y natural del reloj se completa con el perfil
delgado de la caja y la esfera curva cuyos contornos siguen exactamente las agujas que se forman a mano.