El peso y la longitud de las manecillas.
El peso y la longitud de las manecillas.
Combinando legibilidad con precisión.
A fines de la década de 1980, la revolución del cuarzo cambió la industria relojera drásticamente, ya que puso el cronometraje preciso y confiable al alcance de todos. Sin embargo, los miembros del equipo de desarrollo de relojes de cuarzo de Grand Seiko todavía querían fijar nuevas metas y lograr nuevos avances. Comenzaron con una pregunta simple; "¿Cómo podemos crear una nueva generación de cuarzo?" La precisión mejorada estaba al alcance, pero ¿sería suficiente? Y más importante aún, ¿sería suficiente para Grand Seiko? La respuesta fue claramente "No." Cualquier nuevo calibre Grand Seiko debería ofrecer una mayor precisión, por supuesto, pero también una mayor confiabilidad y mayor legibilidad, y debería hacerlo de una manera que coincida con los altos estándares de belleza que ya definían el nombre Grand Seiko. Estos nuevos objetivos solo podrían lograrse si el nuevo calibre pudiera impulsar las mismas manecillas, más largas y amplias, que ya formaban parte de la firma Grand Seiko en su colección de relojes mecánicos. Aquí estaba el desafío. Tales manecillas serían necesariamente más pesadas y no podrían funcionar con ninguna tecnología existente. Un movimiento mecánico proporcionó el alto nivel de torque requerido para mover manecillas más grandes, pero ningún movimiento de cuarzo existente podría igualarlo.
Este fue exactamente el tipo de desafío que el equipo de desarrollo vivió. Establecieron como su objetivo la creación no solo del "mejor movimiento de cuarzo", sino de un movimiento de cuarzo que, en todos los sentidos, coincidía con los altos estándares de Grand Seiko. Los ingenieros se pusieron a trabajar. ¿Cómo mover una manecilla grande y pesada? ¿Cómo cambiar la fecha instantáneamente? ¿Cómo hacer que el segundero aterrizara exactamente en los marcadores, sin pausas? Estas fueron las preguntas que decidieron abordar y determinaron que ninguna solución parcial sería suficiente. Era todo o nada. Así fue como se concibió el calibre 9F.
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