Cómo la precisión del 9F se lleva al máximo.

Caliber 9F is accurate to ±10 seconds per year.
El Calibre 9F tiene una precisión de ±10 segundos por año. Para proteger esta alta precisión de impactos durante la exposición por un prolongado periodo de tiempo a temperaturas extremas en calor o frío, este presenta un interruptor de regulación.

Cómo la precisión del 9F se lleva al máximo.

El Calibre 9F tiene una precisión de ±10 segundos por año. Para proteger esta alta precisión de impactos durante la exposición por un prolongado periodo de tiempo a temperaturas extremas en calor o frío, este presenta un interruptor de regulación.

Calibre 9F. Precisión protegida frente a condiciones extremas por un sistema de ajuste.

La llegada de Seiko Quartz Astron en 1969 significó una verdadera revolución en la precisión cronométrica. Antes de Quartz Astron, con siglos de antigüedad reinaba la tecnología de escape y aunque, hasta nuestros días, permanece imbatible como el mejor mecanismo de regulación en la fabricación relojera mecánica, en términos de precisión, el reloj de cuarzo sentó un nuevo estándar en el alza de precisión logrando resultados hasta diez veces mayores a los alcanzados incluso por los mejores relojes mecánicos.

Para Grand Seiko, sin embargo, este nuevo nivel de precisión no fue suficiente por lo que el equipo persiguió avances ulteriores. No fue fácil mantener la precisión de un movimiento de cuarzo al nivel excepcional que el Grand Seiko exigía. Inevitablemente surgen discrepancias individuales entre los diminutos osciladores de cristal de cuarzo en forma de diapasón. Por este motivo, se requiere una cuidadosa selección y un concienzudo proceso de prueba y verificación para que solo se seleccionen los osciladores de cristal que mantengan la alta precisión requerida por el Calibre 9F. Esta selección se realiza a través de un método llamado “envejecimiento”. Durante 90 días se conduce una corriente eléctrica por todos y cada uno de los cristales de cuarzo candidatos, que los hace vibrar. Durante este periodo, cualquier tensión mecánica generada en la etapa de proceso es rectificada, liberándose el verdadero rendimiento del cristal. Finalmente, los osciladores de cristal del Calibre 9F son seleccionados por primera vez, transcurridos tres meses de prueba de resistencia.

En un reloj mecánico, el volante regulador es altamente vulnerable al impacto de la gravedad y al movimiento de la muñeca, pero en un movimiento de cuarzo, es la temperatura la que supone un reto. Para asegurar que las variaciones de la temperatura ambiente no dirijan a cambios en el ratio de precisión del reloj, la temperatura en el interior de cada movimiento 9F es medida 540 veces al día y se realizan precisos ajustes para compensar cualquier cambio en el rendimiento del cristal de cuarzo. La precisión de ±10 segundos por año del Calibre 9F no sería posible sin la función de compensación térmica. Con todo, el equipo de diseño fue aún más allá. El movimiento del 9F también incorpora un interruptor de regulación que puede ser usado para ajustar la precisión del reloj, del mismo modo que los reguladores hacen en los movimientos mecánicos. Aunque el calibre 9F presenta una asombrosa precisión, la posibilidad de que las condiciones ambientales provoquen su aceleración o desaceleración no se puede descartar por completo, por lo que se creó este mecanismo de regulación como un método adicional para garantizar el mayor nivel de precisión posible. Es destacable que en los 25 años desde el lanzamiento del primer reloj Grand Seiko 9F, nunca se ha reportado una imprecisión lo suficientemente significativa para requerir el uso del interruptor de regulación. ¿Quiere esto decir que esta función sea completamente innecesaria? ¿O simplemente es lo que se esperaría de un Grand Seiko?

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