El peso y la longitud de las manecillas

Grand Seiko's Caliber 9F
Las manecillas de hora y minuto del Calibre 9F de Grand Seiko están pulidas con un acabado espejo para reflejar incluso la más tenue cantidad de luz. Su segundero es aproximadamente tres veces más pesado que el de un movimiento de un cuarzo normal.

El peso y la longitud de las manecillas

Las manecillas de hora y minuto del Calibre 9F de Grand Seiko están pulidas con un acabado espejo para reflejar incluso la más tenue cantidad de luz. Su segundero es aproximadamente tres veces más pesado que el de un movimiento de un cuarzo normal.

Combinando legibilidad con precisión.

A finales de 1980, la revolución de cuarzo había cambiado drásticamente y para siempre la industria relojera, ofreciendo al alcance de todos, un cronometraje preciso y confiable. No obstante, miembros del equipo de desarrollo de relojes de cuarzo Grand Seiko aún deseaban establecerse nuevas metas y conseguir nuevos avances. Ellos comenzaron con una simple pregunta, “¿Cómo podemos crear una nueva generación de cuarzo?”. En cuanto a logros, el perfeccionamiento de la precisión parecía aceptable, pero ¿sería esto suficiente? Y aún más, ¿sería suficiente para Grand Seiko? La respuesta fue claramente un rotundo “No”. Cualquier nuevo calibre Grand Seiko debería ofrecer, por supuesto, mayor precisión, pero también mayor fiabilidad y legibilidad, además debería hacerlo de modo que cumpliese los altos estándares de belleza que ya definían el nombre Grand Seiko. Estos nuevos objetivos podían ser alcanzados únicamente si el nuevo calibre fuese capaz de sustentar las amplias y largas manecillas que ya eran parte de las características insignia de Grand Seiko en su colección de relojes mecánicos. He aquí el reto. Tales manecillas serían necesariamente más pesadas y no podrían ser sustentadas por ninguna tecnología existente. Un movimiento mecánico aportaba el alto nivel de torque necesario para mover manecillas grandes, sin embargo ningún movimiento de cuarzo existente podría igualarlo.

Esta era exactamente la clase de retos que el equipo de desarrollo disfrutaba. Ellos se propusieron la meta de crear no solo el “mejor movimiento de cuarzo”, sino un movimiento de cuarzo que, en todos sus detalles, cumpliera con los altos estándares de Grand Seiko. Los ingenieros se pusieron a trabajar. ¿Cómo podría moverse una manecilla grande y pesada? ¿Cómo podría la fecha cambiar instantáneamente? ¿Cómo podría lograrse que el segundero se posicionara exactamente en los indicadores, sin vibrar? Estas fueron las preguntas que decidieron resolver y para las cuales no aceptarían soluciones parciales. Era una cuestión de “Todo o nada”, fue así como el Calibre 9F fue concebido.

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