RENACIMIENTO Un calibre de cuarzo de nueva generación diseñado
especialmente para Grand Seiko.

A medida que la experiencia tecnológica de la compañía en la relojería de cuarzo progresó a lo largo de la década de 1980, se alcanzaron nuevos niveles de precisión en los relojes, pero el equipo de Grand Seiko seguía decidido a superar los límites en otras áreas, no solo en la de la precisión. El primer paso fue la mejora de otros aspectos del rendimiento de un reloj, como la resistencia a la temperatura, la humedad y los golpes. Se realizó un mayor desarrollo de los osciladores de cuarzo de alto rendimiento, incluido un proceso de envejecimiento para garantizar su fiabilidad a largo plazo, y se inventó un nuevo sensor para el circuito integrado que detectaba los datos de la temperatura y ajustaba incluso la más mínima variación en la precisión. Todos estos avances se integraron en el nuevo calibre de cuarzo Grand Seiko, lanzado en 1988. Proporcionaba una precisión anual de ± 10 segundos, y estaba diseñado de manera que cupiera en una caja delgada y elegante. Hubo cuatro modelos, con precios entre los 120.000 y los 480.000 yenes.

El equipo de desarrollo, sin embargo, ya había puesto su vara aún más alta. Su objetivo era alcanzar los mismos niveles de diseño y perfección técnica que se habían logrado con la colección mecánica de Grand Seiko. Se decidió que esto solo era posible si se desarrollaba un movimiento completamente nuevo, así que el equipo de Suwa Seikosha (actualmente Seiko Epson) se puso a trabajar en eso.

A medida que la experiencia tecnológica de la compañía en la relojería de cuarzo progresó a lo largo de la década de 1980, se alcanzaron nuevos niveles de precisión en los relojes, pero el equipo de Grand Seiko seguía decidido a superar los límites en otras áreas, no solo en la de la precisión. El primer paso fue la mejora de otros aspectos del rendimiento de un reloj, como la resistencia a la temperatura, la humedad y los golpes. Se realizó un mayor desarrollo de los osciladores de cuarzo de alto rendimiento, incluido un proceso de envejecimiento para garantizar su fiabilidad a largo plazo, y se inventó un nuevo sensor para el circuito integrado que detectaba los datos de la temperatura y ajustaba incluso la más mínima variación en la precisión. Todos estos avances se integraron en el nuevo calibre de cuarzo Grand Seiko, lanzado en 1988. Proporcionaba una precisión anual de ± 10 segundos, y estaba diseñado de manera que cupiera en una caja delgada y elegante. Hubo cuatro modelos, con precios entre los 120.000 y los 480.000 yenes.

El equipo de desarrollo, sin embargo, ya había puesto su vara aún más alta. Su objetivo era alcanzar los mismos niveles de diseño y perfección técnica que se habían logrado con la colección mecánica de Grand Seiko. Se decidió que esto solo era posible si se desarrollaba un movimiento completamente nuevo, así que el equipo de Suwa Seikosha (actualmente Seiko Epson) se puso a trabajar en eso.
Buscaban mejoras radicales en todos los aspectos del movimiento, desde la precisión hasta la alineación precisa de las agujas. Después de 3 años de desarrollo, el resultado fue el calibre 9F, lanzado en 1993. Proporcionó una precisión anual de ±10 segundos. Tenía un mecanismo de ajuste automático de juego para alinear exactamente el segundero con cada marcador de la esfera y un mecanismo especial que garantizaba que el cambio de fecha fuera instantáneo. En la apariencia externa del reloj, también, 9F abrió un abanico de posibilidades. Un sistema de control de doble impulso posibilitó el uso de las agujas largas y pesadas distintivas de Grand Seiko, algo que nunca antes se había podido lograr. La durabilidad y la fiabilidad también se mejoraron. Se incorporó una cabina súper sellada para evitar el ingreso de polvo al tren de engranajes durante la sustitución de la pila y, al cubrir los pivotes del rotor con Diafix, el mecanismo de retención de aceite original de Seiko, se logró una mejora sustancial en la retención de lubricación. Fue una obra maestra de la ingeniería electrónica y el reloj de cuarzo más avanzado jamás creado. En armonía con los estándares de Grand Seiko, el movimiento 9F fue diseñado para ser hermoso, con componentes muy pulidos, algunos de los cuales tenían un acabado en tono dorado, a pesar de que, en ese entonces, el fondo de la caja no era de exhibición. El toque de un artesano.

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Buscaban mejoras radicales en todos los aspectos del movimiento, desde la precisión hasta la alineación precisa de las agujas. Después de 3 años de desarrollo, el resultado fue el calibre 9F, lanzado en 1993. Proporcionó una precisión anual de ±10 segundos. Tenía un mecanismo de ajuste automático de juego para alinear exactamente el segundero con cada marcador de la esfera y un mecanismo especial que garantizaba que el cambio de fecha fuera instantáneo. En la apariencia externa del reloj, también, 9F abrió un abanico de posibilidades. Un sistema de control de doble impulso posibilitó el uso de las agujas largas y pesadas distintivas de Grand Seiko, algo que nunca antes se había podido lograr. La durabilidad y la fiabilidad también se mejoraron. Se incorporó una cabina súper sellada para evitar el ingreso de polvo al tren de engranajes durante la sustitución de la pila y, al cubrir los pivotes del rotor con Diafix, el mecanismo de retención de aceite original de Seiko, se logró una mejora sustancial en la retención de lubricación. Fue una obra maestra de la ingeniería electrónica y el reloj de cuarzo más avanzado jamás creado. En armonía con los estándares de Grand Seiko, el movimiento 9F fue diseñado para ser hermoso, con componentes muy pulidos, algunos de los cuales tenían un acabado en tono dorado, a pesar de que, en ese entonces, el fondo de la caja no era de exhibición. El toque de un artesano.

Caliber 9F83, 1993 Caliber 9F83, 1993

Calibre 9F83, 1993 Se usaron agujas de corte diamantado para lograr una legibilidad y un impacto que hicieran honor al nombre Grand Seiko. El calendario también se agrandó para que hubiera un equilibrio adecuado entre la alta precisión y la alta legibilidad.

Grand Seiko, 1993 Grand Seiko, 1993

Grand Seiko, 1993 Se usaron agujas de corte diamantado para lograr una legibilidad y un impacto que hicieran honor al nombre Grand Seiko. El calendario también se agrandó para que hubiera un equilibrio adecuado entre la alta precisión y la alta legibilidad.

La perfección en cada detalle

El movimiento 9F tenía un calendario más grande y legible.

Las agujas de la hora se cortaron en un ángulo de 30 grados, y tenían un acabado altamente pulido y con bordes afilados. La superficie superior del segundero era redondeada.

Para ajustar la hora, solo se necesitan tres rotaciones de la corona para que el minutero gire 360 grados.

*Algunas de las fotografías de relojes en esta página tienen diferentes especificaciones que las que exhibían en el momento de su lanzamiento.