Perfección Perfección en los detalles.
El equipo del Micro Artist Studio creó un nuevo calibre que llevó el cronometraje de Grand Seiko a un nuevo nivel. Luego, se decidió que el reloj que lo albergaba debía ser igualmente sobresaliente, tanto en su diseño y acabado, como en los materiales utilizados para la caja.
Para ello, seleccionaron Platino 950, pero aumentaron su densidad y, por ende, su resistencia a arañazos, gracias al forjado en frío del metal. La caja tiene las superficies libres de distorsión de Grand Seiko gracias al pulido Zaratsu, y la esfera tiene una textura única de "polvo de diamante", como los copos de nieve que soplan en invierno a través de las laderas de las montañas que rodean el Micro Artist Studio.
La esfera es más ancha que la de otros relojes Grand Seiko y el segundero tiene una longitud total de 16.5 mm. Al igual que los marcadores de hora, las manecillas se pulen con una nitidez extrema, para que incluso el rayo de luz más pequeño cree el característico brillo de la calidad de la firma Grand Seiko.
Para ello, seleccionaron Platino 950, pero aumentaron su densidad y, por ende, su resistencia a arañazos, gracias al forjado en frío del metal. La caja tiene las superficies libres de distorsión de Grand Seiko gracias al pulido Zaratsu, y la esfera tiene una textura única de "polvo de diamante", como los copos de nieve que soplan en invierno a través de las laderas de las montañas que rodean el Micro Artist Studio.
La esfera es más ancha que la de otros relojes Grand Seiko y el segundero tiene una longitud total de 16.5 mm. Al igual que los marcadores de hora, las manecillas se pulen con una nitidez extrema, para que incluso el rayo de luz más pequeño cree el característico brillo de la calidad de la firma Grand Seiko.
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Los marcadores y las manecillas con corte de diamante brillan incluso en situaciones de poca luz gracias al pulido de cada borde.
El segundero tiene 16.5 mm de largo y se extiende hasta el borde de la esfera. El alto torque de Spring Drive lo hace posible.
Solo el pulido Zaratsu hace posible la creación de líneas tan precisas y sin distorsiones que convergen en la punta de cada agarradera. El tiempo necesario para lograr este efecto es diez veces más largo que el requerido normalmente.